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Marzo Negro
A modo de protesta por el reciente cierre de Megaupload y la posible aprobación de la ley SOPA en EE UU, Anonymous convoca estos días a los internautas a un ‘marzo negro’ en el que, piden, no se compre ningún disco, libro o videojuego ni se vaya al cine. El planteamiento da por hecho que todos los artistas son enemigos y, por tanto, culpables, una premisa absurda que recuerda mucho a aquella de la que partía el canon digital de la SGAE o la propia SOPA, pero a la inversa. Un dato: en España, el 80% de los discos se publican a través de sellos independientes. La gran mayoría de sus artistas malviven a base de sangre, sudor y lágrimas. No tienen mansiones en Miami. Muchos tocan por una cantidad irrisoria o incluso pierden dinero. Los más afortunados sobreviven a base de giras maratonianas en furgoneta. Son tan currantes como el que más. Si los apoyos a la ley SOPA provienen principalmente de las grandes multinacionales del entretenimiento, así como de otra serie de empresas cuyo nombre se puede consultar en la Red, sólo ellas deberían ser, en todo caso, el objetivo de los ataques. Porque un ciudadano informado debe ser un ciudadano crítico, pero también un ciudadano ético. El resto sólo es activismo barato de sofá.